Suena chino, pero según su DNI no lo es. An Wei nació en Madrid en 1990 y, en vez de con un pan, vino con un lápiz bajo el brazo. Desde entonces no ha parado de dibujar, pintar, crear… o, como él mismo dice, de reflejar la sociedad en la que vive. Su trabajo, ya sea en un mural en Menorca, en una galería madrileña o en un festival de León, tiene la capacidad de cuestionar al espectador y de hacerle reflexionar acerca de las relaciones de poder, la simbología animal o la mercantilización del arte (sin por ello renunciar a crear un efecto estético a veces imprevisible). Nos vimos en un pequeño bar de Malasaña y hablamos sobre los estudios de Bellas Artes en España, la censura de una de sus obras y su posible salida al extranjero, entre otras cosas. Por fortuna aún le tenemos por aquí, y podremos verle en abril dentro de una exposición junto al colectivo CAS en el Centro de Arte Tomás y Valiente (CEART).
En tu web dices que pasaste tu infancia dibujando en las mesas del restaurante de tus padres. ¿Qué es lo qué pintabas?
Iba cogiendo cosas que veía por la tele. Cosas varias, que empezaba a dibujar, sobre servilletas, antes de cenar…
Hasta que un vecino te presentó a un tal Mariano…
Exactamente, fue mi vecino Fernando. Un día estaba con él, hice un dibujito en una servilleta en un bar, lo vio y le encantó. -¡Qué joven y cómo dibuja!- dijo. -Te voy a presentar a un pintor. Te va a enseñar a pintar de verdad-. Yo respondí -Ah, ¿si?, pues muy bien-. Después de eso iba casi a diario a casa de este hombre (Fernando) a llamar al telefonillo y preguntarle: -¡Oye! ¿Has hablado ya con el pintor éste o no?-. Así que después de un mes el tío dijo que si, y quedamos con él. Aprendí mucho con Mariano, me enseñó desde los 9 o 10 años hasta los 17.
Aparte de lo que te enseñaba Mariano, ¿te interesaba el trabajo de algún otro artista en particular?
En ese momento tenia pocas referencias artísticas. Me gustaron siempre Giotto, Velázquez, Goya… clásicos de la pintura en definitiva.
¿Y qué pensaba tu familia de esta vena artística tuya?
A ver, en un primer momento, como no había nada serio (yo tenia mis clases en el colegio y todo eso e iba con Mariano sólo dos veces por semana), no suponía un peligro para mi futuro laboral, así que no era un problema.
¿Pero después sí?
Después si. Ya vinieron todas las complicaciones… Digamos que en China la figura del pintor se ve como alguien que es pobre. Mis padres han vivido desde la infancia con la pobreza y no querían que yo fuese pobre. Querían que fuese algo de provecho, como médico; y que ganase dinero, llevase trajecito y esas cosas.
Aún sin contar con el apoyo de tus padres, acabaste estudiando Bellas Artes…
Sí, acabé en Bellas Artes, y fue una decepción para mi familia en un primer momento, aunque luego con el tiempo se fue suavizando un poco. Y ya en cuarto curso, cerca de acabar, hubo otra ruptura; esta vez con la facultad. Había peleado tanto para entrar y luego…
¿Por qué lo dejaste?
Fueron varios motivos. Más que nada el ultimo año, que fue bastante catastrófico, en el sentido de la poca libertad de proyectos. También venía justo del Erasmus, así que estaba bastante lanzado.
Eso fue en Burdeos, ¿verdad?
Claro, y ahí había muchísima diferencia. Cada facultad tiene sus cosas buenas y malas, no digo que Madrid sea una mierda pero… cuando volví me dio la sensación de estar todavía en el instituto. Entrega de proyectos cada cierto tiempo, y todo lo demás… y ya lejos de ahí lo que hicieras tú de valor tenia muy poca importancia.
¿Volverías a Francia?
Bueno a Burdeos ya no, es una etapa pasada. Estoy pensando quizás irme a París, o incluso a Hamburgo, ya que tengo la posibilidad. Pero bueno eso ya se verá…
Me gustaría que habláramos ahora sobre algunos proyectos en los que empezaste a mover tu trabajo por espacios de Madrid, sobre todo colaborando con Gonzalo Borondo, conocido principalmente por su trabajo de arte urbano. ¿Cómo empezó esta relación?
Nos conocimos en la facultad, y de hecho al principio digamos que ni siquiera nos caímos del todo bien. Pero bueno en clase éramos los que mas trabajábamos… el resto llegaban tarde o no traían el material; nosotros estábamos bastante concentrados. Luego empezamos a hablar de pintura y fuimos conectando, vimos que teníamos ideas afines. La amistad vino mucho después; primero fue un entendimiento conceptual, por así decirlo, y de afinidad de ideas y de formas de hacer, en cuento a técnica. Luego hicimos una exposición juntos con otra artista que se llama Chloé Tiravy.
Sí, “Hole of Fame” (2011), en la sala Deus Máquina.
Exacto. Después de esa exposición se definió un poco nuestro camino, más por separado. Chloé se fue a Burdeos, coincidió que yo fui también allí de Erasmus y Gonzalo se fue a Roma. Luego un año después volvimos a coincidir en otra exposición, “Status Symbol” (Espacio 8, 2012), que ya fue el principio de un trabajo importante. Reunía ideas, conceptos, técnicas… no sé, allí aprendimos muchísimo los dos.
En ambas exposiciones tu trabajo y el de los demás artistas estaba muy amalgamado y la firma era conjunta. ¿Te sientes cómodo con este tipo de colaboraciones, donde la autoría está tan diluida?
“Hole of Fame” fue muy especial ya que me sentía cómodo trabajando con Borondo y Tiravy, había un entendimiento total a nivel conceptual y técnico, a la vez que cada uno de nosotros aportábamos algo diferente. Aunque la obra final haya sido conjunta, veo clara mi aportación.
En esta exposición, donde los tres creasteis un mural dentro de la galería donde aparecían grandes personajes de la historia del arte, desde Frida Kahlo a Dalí o Durero, se vendían cada 10 cm2 del resultado a 4’99 euros. ¿De donde surgió esa idea?
La idea era poner el arte a precio de mercado, a precio de chóped. Pensamos en carteles de lo supermercados del tipo: ¡Oferta! ¡10 cm2 de arte por 4,99 euros! En esa exposición queríamos hablar sobre todo del mercado del arte. Del hecho de que un lápiz de Picasso en tal museo valga 6 euros… de cómo se utiliza la figura del artista para generar esas cantidades de dinero.
Parece que estás interesado en poner de relieve ciertas contradicciones y tensiones dentro de esta sociedad, y algunos títulos de tus obras, como Obedece, Aplaude o Amo, aluden también a la jerarquización y las relaciones de poder. ¿Con tu arte pretendes denunciar, mostrar?
A ver, mi intención, más que crítica o de denuncia (que son términos mas complejos para mi) digamos que está mas enfocada al reflejo. El reflejo de la sociedad en la que vivo, de lo que veo día a día, ya sean situaciones cotidianas, de injusticia… No sé, son situaciones que me invitan a reflexionar sobre otras cosas que son un poco más… ¿universales?
Pero el reflejo también dice mucho, y no está exento de polémica, como con tu instalación Rómulo en “SeAlquila Mercado” (Mercado de la Cebada, 2013), que fue censurada. ¿Podrías contarnos algo sobre ese episodio?
Yo jamás pensé que en pleno siglo XXI pudiera suceder algo así. Además yo no tenia ninguna intención de provocar o algo parecido a los comerciantes de la zona. Por lo visto (yo me enteré algo después), fue el dueño de una casquería el que decidió censurarlos, cosa que me pareció bastante irónica. A la vez también me hizo pensar en el poder de la imagen, que quizás rebasa lo que es material…. Y claro, una vez censurado yo creo que, paradójicamente, le dio más poder a la obra, porque justamente hablaba del lobo como un símbolo de subversión, que siempre es suprimido. De todos modos, me interesa más la poética que la polémica.
Aparte de tu obra se censuraron otras, como la monja «cultivabebés» de Peter Pixel y Miss Ana Mae. Otros ejemplos son ya tristemente conocidos, como los ataques de la Fundación Franco a las piezas de Eugenio Merino. ¿Cómo ves este panorama donde parece que la censura se ejerce cada vez con más comodidad?
Pues igual que de formal gradual se nos priva de derechos básicos, la libertad de expresión también se ve afectada. La censura no debería existir en una sociedad democrática.
Con motivo de Rómulo se escribió (en una reseña de El País escrita por Lola Hierro) que eras “un artista chino que ha pintado unos perros en un estilo abstracto con la idea de mostrar en un mercado “de aquí” lo que se exhibe en los de su país”. ¿Cómo reaccionaste ante esto?
Cuando leí eso al principio me dije: Qué subnormales (risas). Así de claro. Me pareció una mierda que ni siquiera se hubieran molestado en informarse, ni nada parecido. No tenia nada que ver con mis intenciones. No se como coño habrán llegado a esa conclusión. A veces pienso que eso es imaginación y lo demás con tonterías.
Aún así tú mismo has explorado tu herencia china en algunas obras como Todo a 100 (2011), una instalación con guerreros de Xi’an de colores colocados en diferentes sitios de Madrid. ¿Cómo afrontas el hecho de haberte criado en una familia tradicional china y a la vez ser madrileño de toda la vida?
Hombre, sienta raro que lo diga así, pero aunque haya nacido aquí yo tengo costumbre chinas muy arraigadas en mi, y quizás cierto pensamiento también. Para mi es natural tratar temas de tradición china, es de lo que he mamado. Y claro, esta obra de Todo a 100 trataba un poco de forma irónica el tema de los souvenirs y las tiendas de chinos en España.
Aparte de Rómulo, en la que aparecen lobos, en tu trabajo se pueden encontrar muchas otras referencias al mundo animal (P.I.G.S., Black Sheep). ¿Por qué?
Digamos que me interesa muchísimo la simbología que puede tener un cierto animal relacionado con el hombre, con el hombre más artificioso. Veo mucha similitud entre un animal y un hombre artificial. Creo que se repiten patrones, no sé, de comportamiento, y que se encuentran en las historias populares también; todo eso me interesa muchísimo. Por ejemplo, en Black Sheep me interesaba el hecho de la oveja negra como ese elemento perturbador de la sociedad, algo que está fuera de lo normal. Digamos que trabajo con simbologías.
Claro, como en “Status Symbol”, donde decíais que queríais explorar los impactos y consecuencias que estas simbologías tienen sobre los individuos dentro de una sociedad.
Si, y en esa exposición hablé también de los uniformes, que es otro tema que me gusta tratar. Como decía Ai Weiwei: ¿Hasta qué punto teme la gente a los policías o a los soldados? En realidad temen a los uniformes, lo que hay detrás, esa coraza de poder.
Has mencionado a Ai Weiwei, ¿qué opinión tienes sobre el arte chino contemporáneo, que cada vez tiene más proyección internacional? ¿Te interesa lo que se hace por allí?
¡Claro que me interesa! Sobre todo la de artistas que su trabajo se centra en la critica política y social.
Quería preguntarte también sobre tu forma de trabajar. Al verte en algunos vídeos, me fijé en que sueles apoyarte en un modelo fotográfico o en un boceto como base de referencia, sobre todo en obras de grandes proporciones, ¿es tu proceso habitual?
Si, la base de mi trabajo son las fotografías, que tomo yo mismo. Así puedo controlar tanto los niveles estéticos como la luz a la hora de trabajar con la obra, en relación siempre con el concepto que quiero tratar.
Sí, es lo que vi en un vídeo promocional de un festival de arte urbano de Menorca (“Mô Art Urbà Interactiu”, 2013), en el que participaste hace poco.
Si eso fue un festival que realmente estuvo muy bien. Fue el muro más grande que he hecho hasta la fecha (risas). Resultó un auténtico reto porque el trabajo con el muro como soporte me viene todavía un poco reciente.
Pero te gusta trabajar sobre grandes superficies…
Me encanta. Sobre papel, sobre lienzo o sobre tabla siempre estas más limitado, por las dimensiones. En un muro es diferente; yo creo que tienes que dialogar un poco más con el soporte, y supongo que el público también es un poco diferente del que se encuentra en una galería o un museo.
Muchos de los títulos de tus trabajos parecen muy importantes y nada arbitrarios (Rómulo, P.I.G.S.) y a veces incluyes letras o textos en tus obras (Aplaude, A fuerza de agruparme me disperso). Me parece interesante esa conjunción de imagen y texto que exploras en tu producción.
Sí, digamos que son dos partes muy complementarias. También es una costumbre o una forma de trabajar muy mía.
¿Y en qué andas últimamente?
Antes de que se termine este año tenia pensado viajar, irme a vivir una temporada, como te dije antes, a Paris o Hamburgo, salir de Madrid. Aunque bueno en abril participaré en una colectiva en el Tomás y Valiente (CEART), llevaré una idea escultórica que hice hace dos años, a ver que tal.
¿Escultórica? Es algo extraño, ¿no? Por lo que he visto, la mayor parte de tu trabajo se mueve alrededor del dibujo y la pintura, aún dentro de piezas de instalación.
Sí, aunque hace algunos años era todo lo contrario. Antes de retomar el dibujo y la pintura de forma más seria era más escultor.
Hablas de irte a París o a Hamburgo. ¿Crees que emigrar es la salida más acertada para los artistas de este país o ves oportunidades para el arte en Madrid o España?
A nivel personal pienso que es mucho mas importante que cada uno siga su propio instinto antes que encontrar oportunidades aquí o fuera, no existe ninguna fórmula.
¿Y dónde te ves dentro de diez años?
¿Dentro de diez años? Bueno, a este ritmo, demasiado rock and roll, no se si llegaré (risas). No sé, la verdad, nunca se sabe. Pero me veo trabajando en esto, sin duda. Es lo que me gusta hacer.
Coño, la verdad es que es intrigante el personaje de Mariano, con ese nombre tan misterioso. ¡Queremos más información! :)
El enigmático Mariano se apellida Pintado y creo que sigue dando clases por Madrid
Qué interesante, Juristo. No conocía al artista, pero a partir de ahora no me pierdo lo que haga. Un saludo.
Me alegra que la entrevista te haya acercado a su obra, yo creo que merece mucho seguirle la pista. Un saludo Juan.
Me he quedado con ganas de saber qué relación guarda ahora con Mariano.
Pues según tengo entendido se ven bastante a menudo, ya como amigos y dejando de un lado la relación profesor-alumno.