La clase media

Si aún mantiene Usted su empleo y no ocupa un alto cargo directivo en la empresa para la que trabaja ya se habrá dado cuenta de que no corren buenos tiempos. Las probabilidades de que la crisis le haya pegado un buen palo a sus ingresos son muy altas y no sería extraño que camine con el cinturón tremendamente apretado, sin un último agujero al que recurrir en caso de extrema necesidad. Con el cuero rozando ya el hueso, a punto de entrar en contacto con la columna vertebral.

Dicen muchos de los que le gobiernan que ha vivido por encima de sus posibilidades y que la ‘recesión’ –o ‘desaceleración’- económica ha atropellado un nivel de vida que no le pertenecía. Que hay que poner los pies en la tierra. Que no se puede gastar tanto y que, por lo tanto, le sobra nómina.

Sea cierto o no, en esas andamos. Lo demuestran las estadísticas y las conversaciones de bar, de autobús o de comida familiar elevan el asunto a la categoría de drama nacional.

Un estudio de la consultora ICSA y la escuela de negocios EADA establece que a lo largo del año pasado el salario de los mandos intermedios cayó en España un 3,8% y el de los currantes rasos un 0,4%. Una tendencia negativa que se repite desde 2009 y que significa que el sueldo que se gana cada vez le da para menos. Más aún si se tiene en cuenta que la retribución anual media de los empleados creció menos que el IPC. Mientras todo se encarece a su alrededor es posible que en su cartera hayan empezado a multiplicarse las telarañas o que se esté comiendo sus ahorros desde hace tiempo. Bocado a bocado, mes a mes. Recibe una menor recompensa por el mismo esfuerzo.

Eso, siempre y cuando una buena parte de sus compañeros no hayan sido despedidos. Porque, en ese caso, el epitafio de cada puesto de trabajo perdido le habrá caído encima en forma de un aumento de su carga de trabajo. Todo ello sin que pueda siquiera imaginar mejoras en su sueldo o sus condiciones laborales mientras, en un momento de distracción, consigue atravesar con la mirada las montañas de tareas por hacer.

Pues bien, los bolsillos de quienes dirigen la firma han corrido una suerte muy diferente a los suyos. El mismo informe resalta que los altos directivos ganaron un 6,96% más en idéntico periodo. Otra tendencia que, si omitimos la ligera caída de 2009, también se repite. En este caso desde antes de que estallara la burbuja inmobiliaria.

Estará harto de escuchárselo comentar a su primo, o a su padre, o a los colegas de la pachanga de fútbol y se lo confirman las estadísticas. En esta y aquella empresa, “la cosa no nos va tan mal”, “no hay pérdidas” pero, aún así, “tenemos los sueldos congelaos” o “despidieron el otro día a nosécuantos”.

Números y conversaciones que vienen a constatar que la clase media española se encuentra en pleno naufragio y pagando las facturas de los cuidados intensivos que reciben los conceptos económicos que se han hecho protagonistas absolutos de la actualidad. El déficit, la prima de riesgo o las perspectivas de crecimiento, por citar algunos. Esos que le sirven al Gobierno para darse puñetazos en el pecho y presumir de sus avances. Pase lo que les pase a los currantes del taller o la fábrica de los que comparten tu vagón del Metro.

Esos que se lamen unas heridas en las que las cifras Instituto Nacional de Estadística también meten el dedo. Los ingresos medios por hogar han caído desde los 25.556 euros anuales de 2008 hasta los 23.123 del año paso. El 16,9% de las familias asegura tener muchas dificultades para llegar a fin de mes y hasta un 40,9% admite ser incapaz de afrontar gastos imprevistos. No hay para pagar la avería de la lavadora y el coche que no arranca, se queda en el garaje.

Y al contrario de lo que ocurrió con los bancos y cajas de ahorro, nadie parece tener la voluntad de adentrarse en alta mar para rescatar a la clase media. En tal caso, para robarles el bote y el chaleco salvavidas y pedirle que se agarre a un trozo de madera. O lo que viene a ser lo mismo, los 20 días de indemnización por año trabajado (con un máximo de un año de salario) que establece una reforma laboral que nació para fomentar la contratación y ha puesto la alfombra roja a los despidos masivos.

Todo ello con el Estado del Bienestar haciéndose pedazos. El equilibrista que cruza el abismo caminando sobre una cuerda está protegido por una red de seguridad que se deshace día a día, que se ve más débil cada vez que uno baja la cabeza. De nuevo, las probabilidades de que ya tenga Usted las plantas de los pies sobre la soga, son muy altas.

Si es de los que fueron clase media solo en los buenos tiempos, lo suyo es mucho peor. Probablemente estará dejándose las rodillas, saltando para rozar con la punta de los dedos el umbral de la pobreza, bajo el que cada día viven más personas en España (el 21,6 de la población, o el 27,7% si se toman solo los menores de 16 años). Un país donde los que tienen poco tienen cada vez menos y donde los que más tienen acumulan cada vez más. Lo confirman las estadísticas y lo comentan los vecinos de su escalera.

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4 Respuestas a “La clase media

  1. Muy buen artículo en el que no te falta razón amigo. Cada vez se distancian más y más las clases sociales, al final solo habrá pobres y ricos. Ojalá algún dia alguien se atreva a meter mano en esto.

  2. No falta razón en este artículo, y todo esto cuando el gobierno mantiene que salen los primeros brotes verdes de la crisis económica, lo que no sabemos es si son brotes en sus campos de golf o en los jardines de los palacetes, pero parece obvio que para la gente de la calle esos brotes más que verdes son oscuros, ¿será también oscuro el futuro más cercano que nos espera? Veremos…

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