(Viene de la primera parte)
A lo largo de la saga, a muchos de los personajes los guiará su sed de venganza. “Sangre llama a sangre”, dirá en El Padrino III Calo, el que fue guardaespaldas de Michael en Sicilia. La única excepción que me llega a la memoria es la que hace Vito sobre su hijo Santino, cuando no venga su muerte con la intención de zanjar la guerra de las cinco familias de Nueva York. Michael no hace excepciones. No perdona a Tattaglia, Cuneo, Stracci, Barzini, Carlo Bricci… Ni a Fabrizio, su otro guardaespaldas en Sicilia, quien pone la bomba con la que muere Apollonia. Aunque que no se sepa cómo lo asesinan es esperable: no se incluyó la escena en el metraje final.
La evolución de un gánster
Volvamos al pasado, al primer tercio del siglo XX. La secuencia en la que el joven Vito va a la opereta, en Little Italy, empieza como una emotiva escena en la que lo llevan a conocer a una bella ragazza a un pequeño local en el que ella actúa, por decirlo de algún modo: lo único que hace es estar ahí, puesta en el escenario. Puede parecer poco más que una excusa de Coppola para poder meter Senza Mamma, una opereta de su padre, Carmine. Puede parecer, simplemente, una entrañable secuencia, útil para mostrar un poco de la vida cotidiana en Little Italy. Pero es aquí donde Vito tiene el primer encuentro con la mafia, con el capo del barrio, don Fanucci. Es aquí donde Vito entiende cómo funciona la vida, quién mueve los hilos. En una modesta opereta de barrio.
Coppola insiste una y otra vez en lo mucho que costó conseguir la ambientación. ¿Cómo era Little Italy de aquella época?
El objetivo de Coppola durante estas secuencias es la construcción de un mafioso, de un gánster. En las tres películas se realiza una elaboración similar, pero la del El Padrino II es especial. Vito es el que lleva a su familia desde el origen hasta la cumbre, el que consigue que el apellido Corleone adquiera influencia, mientras que los personajes de Michael y Vincent se convierten en jefes de una familia ya constituida.
En un principio, Vito es un joven que trabaja en una tienda. No se mete con nadie, no tiene problemas. Es la persona sobre la que nadie sospecharía. Y por ello, Clemenza le pide que se encargue de sus armas. Le tira un saco por la ventana, Vito lo coge, se esconde en el baño y cierra la puerta. Así su mujer no ve nada, la mantiene al margen de los negocios.
Clemenza no es el culpable de la inclusión de Vito en el mundo del hampa sólo por esto. Quiere recompensar a Vito por haber guardado su paquete y, con su ayuda, robará una alfombra para él. ¿Por qué accede Vito? ¿Qué interés puede tener en robar? No roba para él sino para su mujer. El delito le permitirá llevar un regalo a su familia, lo que le dará la satisfacción personal que, al fin y al cabo, todos buscamos. Coppola quiso hacer una saga de familia y cultura siciliana, pero mostró también cómo se llegaba a ser mafioso, el origen de la mafia. En El Padrino I vemos la evolución de Michael, pero se trata de una época en la que la mafia ya está asentada en los Estados Unidos y a lo único a lo que asistimos es a la conversión de un gánster concreto. Igual que en El Padrino III con Vincent Mancini. Michael y Vincent, en principio, están fuera de ese mundo, pero las circunstancias los llevan a ser don Corleone. El Padrino II el algo más: es una ejemplificación de la expansión de la mafia en Nueva York.
Vito Corleone es una personificación de la llegada de la mafia a Nueva York. A diferencia de su hijo y su nieto, necesita dar fama a su apellido desde cero.
Pero El Padrino II tiene dos tramas. ¿De qué va la otra? De Michael. Los Corleone dejaron sus negocios en Nueva York y se fueron a Nevada para invertir en el juego. Y ahora, por la influencia de Hyman Roth, quieren llegar a Cuba.
La historia en El Padrino
Las escenas en Cuba —rodadas en la República Dominicana— muestran la presencia del capitalismo americano en el país. Los americanos quieren llevar sus negocios allí y Michael y Roth intentan ampliar sus inversiones en el juego. De hecho, a finales de los años 40, hubo en el Hotel Nacional de La Habana una reunión similar a la que encabezan estos dos personajes. Y a esa reunión acudieron nombres como Meyer Lansky —recordemos que es en quien está basado Hyman Roth— y Charlie «Lucky» Luciano —en cuya biografía se inspiró Coppola para narrar algunos episodios de la vida de Michael, como el cuádruple asesinato contemporáneo al bautizo de la primera parte—.
Entre Luciano y Lansky no había conflicto alguno. Pero Coppola para su película cuenta con un elemento añadido. Michael no confía en Hyman Roth. Fue él quien organizó el ataque en su finca en el lago Tahoe y lo que pretende Michael en Cuba es asesinarlo.
Roth sospecha que no todo va como habían acordado y en cierto momento le recuerda que le debe un favor. Cuando los Corleone mataron a Moe Greene, Hyman Roth lo aceptó, lo dejó estar. Moe Greene aparece en El Padrino I cuando Michael empieza sus negocios en Nevada. Pero ¿quién es Moe? «Bugsy» Siegel, creador de la ciudad de Las Vegas.
Recuerdo a este chico con el que crecí; era más joven que yo. De alguna manera me admiraba, ya sabes. Hicimos nuestro primer trabajo juntos, nos abrimos camino en la calle. Todo iba bien y sacamos partido de ello. Durante la Ley Seca, introducíamos melaza en Canadá… hicimos una fortuna, tu padre también.
Lo quería y confiaba en él más que cualquiera. Después tuvo la idea de construir una ciudad en el desierto, un parada para militares en su camino a la Costa Oeste. Ese chaval se llamaba Moe Greene y la ciudad que inventó fue Las Vegas. Fue un gran hombre, un hombre de visión y coraje. ¡Y ni siquiera hay una placa o un cartel o una estatua suya en esa ciudad!
(Hyman Roth, sobre Moe Green, o Bugsy Siegel)
Benjamin «Bugsy» Siegel se caracterizaba por un carácter agresivo y temperamental. Amigo íntimo de Meyer Lansky desde la infancia, lo ayudó a abrirse camino en la mafia judía, especialmente gracias a su violenta personalidad. Si hacía falta solventar un problema por la fuerza, Bugsy era un buen aliado, algo a lo que supieron sacar partido Lansky y «Lucky» Luciano. Pero Siegel era también ambicioso y vio en Las Vegas, un pequeño pueblo en el desierto de Nevada, un lugar clave para su proyecto Flamingo: la construcción de un complejo de casino y hotel de lujo en ese pueblucho. Lo veía como la futura capital del juego en el país. Muchos jefes mafiosos encontraron atractivo el proyecto e invirtieron dinero en él. Pero los beneficios no llegaban. Y los enemigos de Siegel fueron en aumento. Lansky y Luciano, altamente respetados entre la comunidad de los inversores, no pudieron hacer nada para evitar el funesto final de su amigo, a quien asesinaron pocos meses después de la inauguración del hotel.
Retomemos nuestro argumento. Como ya hemos dicho, Michael Corleone es una persona vengativa. Y no es «Lucky» Luciano: no perdonará a Roth. Da la orden de matarlo, pero no pudo prever que los rebeldes de la revolución cubana imposibilitarían su labor y el golpe de estado de Fidel Castro se interpone en sus planes. Consigue matar a Johnny Ola pero Roth, gracias al desorden causado por la caída del gobierno de Fulgencio Batista, sobrevive.
Coppola cuenta que quería en sus películas alguna muerte llamativa, que se quedara grabada en el recuerdo del espectador. Así, Moe Greene es asesinado con un disparo en el ojo —en la realidad, Bugsy Siegel recibe varios disparos—, Ola, con una percha, y don Lucchesi, personaje de El Padrino III, con sus gafas clavadas en el cuello.
Coppola introducía asesinatos con métodos poco usuales para que el espectador pudiera recordarlos fácilmente.
Michael no ha ejecutado aún su venganza contra Roth pero hay algo que tiene claro: “Si algo nos ha enseñado la historia, es que se puede matar a cualquiera”. Más acontecimientos históricos se abren paso en la película y para acabar con Roth, Coppola reproduce la muerte del francotirador que disparó a Kennedy, Lee Harvey Orswald, que murió rodeado de gente, de periodistas, escoltado por policías y disparado a quemarropa.
La influencia de la historia en El Padrino se extiende hasta los últimos negocios de Michael. La tercera parte de la saga gira en torno al papado de Juan Pablo I, a finales de los años 70, cuando el Banco del Vaticano necesita solventar su déficit y recurre a la mafia para ello, a Michael Corleone. Pero Pablo VI, el papa que había dado el visto bueno a la ayuda de la mafia, muere. El nuevo papa, Juan Pablo I, es más honrado de lo que esperan la mafia, y no permitirá que entre en la Iglesia. Envenenarlo puede ser una solución.
¿Una historia de familia y tradiciones del pueblo siciliano? ¿O cómo la Mafia ha llegado a los confines de nuestra sociedad a lo largo del siglo XX? Eso, todo eso, es El Padrino. Y no sólo. Falta castigar a la mafia por lo que ha hecho. Falta castigar a Michael Corleone.