En la ciudad ya no se sabía demasiado de qué lado estaba verdaderamente el miedo.
Julio Cortázar
El argentino Julio Cortázar no es un autor que destaque especialmente por sus apotegmas, sino más bien por una construcción casi perfecta de sus personajes y una elaboración mejor de alegorías. Sin embargo, el que os presento aquí me ha parecido inmejorable en relación al contexto que vivimos en España.
Se trata de un extracto de su cuento Grafitti, una estupenda pieza de apenas cinco páginas y dedicada al pintor catalán Antoni Tàpies, a quien pertenece la obra que ilustra esta entrada (Blanco con manchas rojas, 1954). El cuento narra la breve relación que se establece entre dos habitantes de una sociedad censurada, obligados a emplear el grafitti como única manera de comunicación aun a riesgo de perder sus propias vidas, ya que el grafitti, cómo no, también está prohibido. Es, en definitiva, una estupenda apología de la libertad de expresión, en la que la comunicación se muestra como la única manera de humanizar las relaciones entre los diferentes miembros de una comunidad y, en fin, un tesoro por el que merece la pena jugársela a una carta.
La edición de la que cito es la de Alianza Editorial (Los relatos: 4. Ahí y ahora) de 1985, en la que el mismo Cortázar se encargó de agrupar y revisar toda su narrativa breve.
Aquí os dejo un enlace al texto completo de Grafitti entre otros materiales de lectura de la UNAM.